Testimonio de estudiante española sobre Cuba

La Cuba que defendió la izquierda en Salamanca

Sr. Director:

Soy estudiante universitaria. Hace aproximadamente un mes estuve de viaje en Cuba con mis compañeros y por ello no puedo entender cómo puede salir gente a manifestarse a favor del régimen comunista de Fidel Castro ni en Salamanca ni en ninguna otra parte del mundo.

La percepción que tienes al poco de llegar allí es que Cuba es una cárcel gigante en la que cualquier movimiento o actividad está rigurosamente controlado por el dictador. Él controla los escasos medios de comunicación: la televisión es un panfleto político a su servicio, así como los periódicos. Los cubanos no pueden salir de su país (¿quién se cree nadie que es para autorizar o no a que te muevas libremente?) y apenas se pueden mezclar con los turistas, tienen sus propios autobuses a los que un extranjero no puede acceder. La única relación es en los servicios que tienes como turista y la picaresca se dispara porque necesitan dinero para subsistir: en cualquier sitio tratan de timarte, de engañarte con las cuentas o de venderte "Coimas", que no lo son. ¿Por qué hacen eso?. Sencillamente porque cuando ponen un negocio, Fidel les exige tal cantidad de impuestos que apenas pueden aspirar a subsistir, así se asegura, según ellos mismos confiesan, que jamás puedan abandonar el país. Por la calle te piden bolígrafos para ellos y sus hijos, o revistas para enterarse de lo que pasa en el mundo y te dicen las madres que solo desean que un turista se enamore de sus hijas y se las lleve del país.

Muchos maldicen el haber nacido allí. Las casas no se compran ni se venden como aquí, no hay un mercado libre porque todas son de Fidel, señor absoluto donde los haya, las casas únicamente se permutan, si se puede. Se caen de viejas y muchas están apuntaladas, la imagen de la Habana es casi de posguerra, con la ropa tendida en los propios puntales que sostienen las estructuras. Para rematar la faena y el delirio del dictador se le ha ocurrido algo insólito existe una moneda para los cubanos, el peso, y otra, casi equiparable al euro, el peso convertible para los turistas.

Eso sí, las rutas turísticas están llenas de propaganda castrista, en la calle se pueden ver letreros como éste: "100.000 niños mueren a diario en el mundo, ninguno es cubano" o "A diario mueren miles de personas por enfermedades banales de fácil curación, ninguna es cubana". Tal vez eso sea cierto, aunque los hospitales y las Universidades se caen de viejas ahora que no tienen el apoyo de la Unión Soviética (tampoco pueden ser visitadas por los turistas más que clandestinamente), pero hay otras muchas formas de morir en vida, quizá más duras que la propia muerte física.

No he estado en contacto con ningún disidente político, pero de todos es conocido que Fidel tiene repletas las cárceles. Me imagino la angustia que será para ellos y sus familias. ¿Cómo se puede defender esto? ¿En nombre de qué se puede justificar la opresión y la angustia de todo un pueblo?

Espero que esta carta aporte un granito de arena para la reflexión y sirva para dejar de ver a Fidel Castro como un líder romántico revolucionario. La realidad es durísima para los cubanos. Lo fue incluso para mí durante una semana, a pesar de era un viaje de vacaciones. Cuando llegué a Madrid mi primera frase fue: "Estoy en la tierra de la libertad". Y eso no se paga con nada.

María Maraví Álvarez

 


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