El especialista extranjero

                                                                        Desde Madrid, por Luis A. Baralt

 

            No es oro todo lo que reluce, ya lo sabemos.  Pero entre ayer y hoy los noticieros de todas partes nos han inundado con el supuesto parte médico oficial de un “renombrado” jefe de cirugía del mayor hospital público de Madrid, que ha viajado a Cuba a reconocer a Fido en su “supuesta” agonía, y subsiguientemente a informar que el paciente cubano ni tiene cáncer, ni está agonizando, ni necesita más intervenciones quirúrgicas, ni otra cosa… Es decir, que “está recuperándose, desea ardientemente retornar a su puesto de mando, y su mente está tan clara como el primer día…”  No lo cito textualmente porque no he sido testigo de su “rueda de prensa”.  Pero esto es lo que extracto de las diversas versiones periodísticas, ya que es lo básico, y casi lo único, que trasciende de dicho “parte”.

 

            Sin propósito alguno de impugnar las credenciales profesionales del doctor García Sabrido, me quedan sin embargo dudas importantes respecto a la validez de esta información, y especialmente en cuanto a las irregularidades de forma en que se ha expuesto.  Veamos.

 

            Dice el “connotado” especialista que el viaje lo ha hecho a título personal.  También, que es amigo y “profundo” admirador del líder cubano.  Sin embargo, la rueda de prensa la ofrece desde un hospital público que pertenece al sistema sanitario de la Comunidad de Madrid.  Pregunta: ¿A título personal pero desde un establecimiento oficial?

 

            Asegura el especialista que se le ha llamado con carácter urgente, después de realizarse contactos y comunicaciones entre la embajada cubana y los estamentos oficiales del gobierno de la comunidad.  Aclara el señor Lamela, director sanitario, y confirma la presidenta de la comunidad -- que por cierto son del partido de oposición nacional (PP), supuestos enemigos de la dictadura cubana y amigos de la disidencia y oposición democrática cubana en el exilio -- que desde hace seis meses se ha estado enviando a Cuba por parte de la Comunidad medicamentos, materiales e instrumental médicos a fin de cooperar con el equipo que trata la enfermedad del gobernante cubano. Preguntas: ¿Visita de urgencia, pero sólo para confirmar que todo va bien? ¿A título personal, el doctor especialista , pero viene el gobierno autónomo de Madrid realizando envíos de materiales y equipos médicos desde hace seis meses para la asistencia de un solo individuo que no es residente de la Comunidad?

 

            Durante la rueda de prensa, el especialista García Sabrido no especifica detalle alguno respecto a la real condición médica del paciente, ya que sería “faltar a la confidencialidad” de la profesión. Sólo declaró, escuetamente, y preguntado si consideraba que Fidel Castro tenía un cáncer: “Hasta donde yo conozco, lo desmiento absolutamente. Es un cuadro clínico de un paciente que ha tenido problemas postoperatorios y que van en una resolución lenta pero progresiva”.  No se le preguntó, ni explicó él, por qué la urgencia de la visita si todo iba a pedir de boca.  Preguntas: ¿Qué pruebas puede haber efectuado el doctor Sabrido en tan breve inspección física, si es que la ha habido, y no, en vez, tan sólo una serie de intercambios profesionales con sus colegas cubanos – o sea, terceras personas – que le permitan ser tan categórico en cuanto a la evidencia o no de malignidad, presente o incluso anterior y erradicada quirúrgicamente con posterioridad?

 

            Por supuesto que hay muchas otras preguntas en el aire.  Tanto respecto a su actuación como a las vagas, ambiguas o precipitadas conclusiones de un admirador del dictador cubano.  Y las hay al respecto de la actuación en la sombra de los meses de un sistema sanitario debido a los residentes de su jurisdicción, y no a las necesidades puntuales de un dictador en trance personal.  ¿Ahí van nuestros impuestos?, se preguntan muchos españoles.  ¿Dónde está la transparencia debida en cuestiones internacionales y fiscales de este orden? ¿A qué viene esta imprevista simpatía humanitaria del PP por un dictadorzuelo, ensangrentado con la sangre de los muertos de su propio pueblo?  ¿Dónde se queda la tan declamada potencia médica cubana cuando sus líderes y corifeos tienen que acudir a una fuente de conocimientos del mundo libre?

 

            Curiosamente, estas mismas preguntas se las está haciendo la presidenta de la Comunidad de Madrid, doña Esperanza Aguirre. Pero no las ha contestado a la satisfacción de nadie.  Y me pregunto yo, como cualquier radioescucha o televidente, o lector de periódicos: ¿No será ésta otra maniobra, ejecutada con premeditación y aun posiblemente dolo, como tantos otros montajes, que son especialidad de la nomenklatura cubana, y que también abundan en España (en el mundo de la farándula y la telebasura, pero no exclusivamente en éste , dicho sea de paso, para sembrar más confusión e incertidumbre en el reino de los secretos de estado del régimen cubano?

 

                                                                        Desde Madrid, 26 de diciembre, 2006

 

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El especialista extranjero y2

 

                                                                        Desde Madrid,   por Luis A. Baralt

 

            Hoy es 28 de octubre y por ende Día de los Santos Inocentes, en Madrid como en toda España.  Y siento que me he dejado cosas importantes que decir sobre el tema titular, y que se debieran decir.  Por ello, esta segunda parte.

 

            Y en el curso de la mañana ya son varios los “inocentes”, cubano-españoles en su mayoría, que me han llamado para añadir una queja, otra reflexión, un matiz… al asunto que nos ocupa. “¡Qué miedo deben tener en Cuba los mandamases, a que se sepa lo del finis de un solo hombre, para armar todo este tinglado!”, me apunta Pepe.

 

            “¿Cómo no se les caerá la cara de vergüenza a Raúl y camarilla”, reflexiona Pedro, “teniendo que admitir que en la ‘potencia médica’ que es Cuba tienen que acudir a Madrid a buscar un especialista en cirugía oncológica para revisar, corregir o confirmar las técnicas utilizadas por sus propios equipos médicos? Y Roberto añade: “Pero si Madrid no es siquiera el centro de terapias y estudios oncológicos más avanzado de España… Si se tratara de Navarra…”

 

            No sólo no es Madrid el centro médico más avanzado de España, sino que los españoles que pueden (como los cantantes operáticos, las tonadilleras en la cúspide de su éxito profesional y numismático…) se van a tratar a los Estados Unidos, como no sea algunos políticos musulmanes que se van a Francia o Suiza o Inglaterra para evitar la venganza de un cirujano contra-terrorista yanqui.  El sistema sanitario de Madrid podrá ser uno de los mejores de España, pero está a años luz del de los EE.UU., y recalco, para los que pueden.  Ciertamente no soy yo ni médico, ni especialista en temas científicos, ni estoy mayormente calificado para emitir juicios de calidad generalizados en materia médica.  Pero, por haberlo estudiado a fondo, si lo estoy en cuanto al tratamiento de la enfermedad letal más común entre los españoles -- el ictus cerebral, más conocido como trombosis o ataque cerebral -- por haberla sufrido personalmente e investigado a fondo, habiendo podido constatar que en este país su tratamiento lleva un retraso de cuando menos 15 ó 20 años al respecto de países como EE.UU., Canadá y otros europeos.

 

            Concretamente, y en brevísima síntesis, el ictus cerebral, cuando no es de carácter hemorrágico, sino simplemente obstructivo, se trata modernamente, en las primeras horas de observados los síntomas iniciales (paresia, afasia, etc., que son abruptos e inconfundibles) con un tratamiento trombolítico (o destructor de obstrucciones en las arterias o vasos cerebrales), en unidades de ictus especializadas, y adheridas a los departamentos de urgencias.  Este tratamiento es de mandato protocolar en Canadá desde 1989, en los EE.UU. desde 1995, y en otros países civilizados desde fechas similares.  En España se comenzó a utilizar, sólo experimentalmente y en algunos hospitales de Madrid y Valencia, pero con graves reservas por parte del establecimiento médico, en el año 1998, no dándosele carácter de protocolo hasta el año 2003. Aún después de esto, son todavía relativamente pocos los hospitales que lo ponen en práctica.

 

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            Como resultado, existen en España cientos de miles de pacientes que sufren las secuelas del ictus no tratado correctamente (hemiplejías, hemiparesias, afasias no reversibles, etc.), o sea, minusválidos sin perspectiva de recuperación, y con el consiguiente costo añadido para el Estado (en prolongadísimos programas de rehabilitación) y sufrimiento para los afectados.

 

            Pero volviendo al caso cubano, “¿Cómo es posible,” me comenta Carlos, “que un relativamente desconocido médico español, por muy suficientes que sean sus credenciales, se convierta en el emisor “oficial” de un parte clínico con respecto a la salud de un dirigente extranjero, a quien no ha visto más que por breves momentos, si eso, especialista  que además se declara “profundo” amigo de la causa fidelista?  ¿Cómo es posible que el gobierno de la Comunidad de Madrid haya estado durante seis meses derivando fondos y esfuerzos para ayudar a un caudillo totalitario, fondos y esfuerzos que corresponden exclusivamente a los residentes de la Comunidad?

 

            Un español, no cubano-español por cierto, me llama desconsolado y me dice: “Chico, estoy tan decepcionado que ni siquiera sé si voy a votar en las próximas elecciones. Están todos ciegos a la realidad de un país que sufre bajo la bota de un loco mesiánico, usurpador y rebosante de odio y malevolencia, y ni los míos lo ven así.”

 

            Yo lo tranquilizo. “Gracias por tu solidaridad, Fernando.  Pero sí, hay que votar.  También hay cuestión de grados de irresponsabilidad y de insensibilidad.  No comparemos este triste y vergonzoso episodio, pero en el cual no sabemos bien qué factores o contubernios específicos hayan podido configurar este fiasco mediático con la negativa—sólo la semana pasada -- del gobierno PSOE a aceptar una posición común propugnando la democratización de Cuba con el partido de oposición.”

 

            “Tienes razón,” concluye Fernando, “eso es más grave aún.  Pero la verdad es que los cubanos tenéis que haber sido exaltados por el de Arriba con el don de la paciencia y la virtud cardinal de la esperanza, para aguantar la desidia, la insensibilidad y la hipocresía de los gobiernos de este mundo.”  A lo que yo no quise agregar ni una palabra.

 

                                                            Desde Madrid, a 28 de diciembre, 2006

 

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