Pido permiso para tocar en las puertas de todos los cubanos de dentro y fuera de mi país. De cubano a cubano. Tratando de persuadir a todos mis compatriotas de la inevitable realidad de acabar de entender que un régimen que va a cumplir medio siglo con un sistema completamente absoluto, único empleador nacional, paternalista, con claroscuros hipnotizadores para someterte y casi científico para controlarte, nos pone en el deber patriótico de trabajar e impulsar la sucesión y el cambio en Cuba, entre todos los cubanos sin exclusión. Es realpolitik y salud para Cuba que así sea. Hoy estamos los cubanos en los exactos momentos para tratar de iniciar y alcanzar en las diferentes partes y facciones de nuestra nación cubana la ansiada y necesaria cultura política que nunca hemos tenido de manera seria y sostenida.
Todos los cubanos debemos tener el anhelo de llevar el país a la normalización y encaminarnos en el camino de la modernidad. Para ello es primordial que aprendamos a convivir con puntos de vista, proyecciones y aspiraciones diferentes. La normalización y desarrollo está en saber buscar consenso de las diferentes opiniones de una sociedad, en hacer pactos nacionales y respetarlos. Ese es el desafío y meta que tenemos por delante todos los cubanos. Estén hoy dentro del régimen, en la disidencia, en el exilio, en los grupos religiosos o en cualquier esquina o rincón del pueblo de Cuba.
La triste realidad demuestra que todavía no estamos preparadas ninguna de las partes cubanas para esos sanos e inteligentes propósitos. Para comprobar lo anterior lamentablemente sobran negativos ejemplos en el panorama cubano. Observemos sólo uno: la nación cubana va a llegar a más de 50 años con un largo exilio político (también antes de 1959 existieron exiliados políticos) y es el momento ideal para acabar de entender que el país que tenga exiliados de conciencia es un país de enanos políticos, un país peligroso, anticuado, sin libertad, sin garantías, sin derechos y decadente. El mundo moderno sabe vivir con la diferencia. Sin embargo, algunos cubanos piensan dañinamente en repetir mañana la vieja fórmula y que estén exiliados mañana los que están dirigiendo hoy dentro de las estructuras del régimen totalitario de Cuba. Ese pensar es penoso para el que lo esgrime. Calca a su enemigo. Se introduce en el círculo vicioso, cuando debemos hacer todo lo contrario. Convencernos de que en Cuba tienen que caber todos los cubanos. Sean de derecha, de izquierda, liberales o conservadores, fidelistas o antifidelistas, hayan estado exiliados o residiendo en Cuba. La vida de la nación cubana tiene que ser entre todos. ¿Por qué los cubanos vamos a ser inferiores a los que dominan el odio y la intransigencia? ¿Cuántos exiliados tienen hoy Chescolovaquia, Alemania, Rusia, Rumania, España, Chile, Hungría, Bulgaria y otros países que han pasado por experiencias similares?
Muchos lectores de este artículo pensarán: el que lo escribe no escuchó al sucesor el pasado 24 de febrero con ''más de lo mismo''. Están errados. Estoy al tanto. Puedo recitar todo lo que expresó y me atrevo a traducir que el nuevo jefe del campamento, aun con esa vieja y almidonada retórica, está convencido de que hay que mover fichas, pero tiene a Fidel Castro apuntándole con su vieja mirilla telescópica de la Sierra Maestra. Raúl Castro tiene que jugar un ajedrez político de altura. No nombra a José Ramón Machado Ventura para emitir un mensaje de inmovilismo, lo nombra para ''marcar su terreno''. En Estados Unidos y otros países cuando te nombran a un cargo existe la costumbre de buscar y llevar contigo a los más experimentados e inteligentes. En Cuba la costumbre es llevar a tu gente, a tus incondicionales y fieles. A los que hacen lo que tú les pides. No se trata de ideología. Mañana el sucesor le dice a Machado la consigna es extremismo y extremismo será. Le expresa apertura y apertura será. Nombró de segundo a un soldado. Igual explicación es para los que pensaban que nombrando figuras de las nuevas generaciones había más esperanzas. No es así en esos sistemas totalitarios. Carlos Lage y Felipe Pérez Roque desafortunadamente están programados. También son como Machado Ventura ciegos cumplidores de la orientación superior. Ayer de Fidel y hoy de Raúl. ¿Acaso no está Pérez Roque firmando hoy tratados de la ONU que ayer con Fidel impugnaba?
Confieso mi percepción: no creo que el sucesor lleve la rutina de mando que llevó su hermano. Tiene hijos con luz, que le avisan que los bombillos rojos están encendidos. No ha podido establecer todavía sus marcas como mandante. Me parece que es el momento para que le demos al sucesor el beneficio de la duda, y adecuar nuestras estrategias y posiciones al momento, como bien expresó el brillante pensador cubano Rafael Rojas. Ojalá Raúl Castro tenga el valor y la inteligencia para escabullírsele a Fidel Castro y crear una ''mesa nacional de cambio'' organizada y gradualmente entretodos los cubanos hacia la apertura al socialismo democrático.
COMENTARIO:
El Sr Peña podrá estar bien intencionado. Aceptemos esto ‘gratis arguendo’. Pero no está bien ubicado en la realidad económica y política del mundo moderno que dice conocer. Ese mundo, nos informa Peña, ‘vive con la diferencia’. Efectivamente, se vive con las diferencias en aptitud y capacidad pero se hacen diferencias. Y la principal es que los incompetentes ceden el paso a los competentes. Es la historia de Europa Oriental, et. al. Incluyendo a China, en que los cuadros anquilosados del marxismo se fueron a casa y dejaron a la gente competente trabajar. Y se fueron, porque no tenían a donde ir porque ya su sistema absurdo de habladores con títulos rimbombantes no producía ni siquiera el diario alimento.
En la Cuba castrista el fenómeno se ha reproducido con virulencia inusitada.
Cualquiera que conozca algo sobre administración y negocios se da cuenta de inmediato que Cuba ha estado regida por un hato de incompetentes que solo saben manejar slogans pasados de moda. Los ‘programados' que obedecen órdenes son tan incompetentes o más porque no usan su escasa materia gris o si la tienen se les ha atrofiado a fuerza de hacer cosas absurdas.
Para sacar a Cuba del pozo económico y social en que la han sumido los incompetentes, no es preciso 'vivir con la diferencia' es preciso hacer diferencia y dar la gestión del país a quien sea honesto y competente. Mientras Raúl Castro no muestre un equipo competente y honesto no hay razones para pensar que tendrá éxito en nada a pesar de lo que le digan sus hijos, cuya competencia para opinar con peso sobre materias económicas y administrativas no es notoria que digamos, y tampoco la del papá, co-autor del desastre.
Hasta ahora
Raúl Castro sólo muestra un equipo de los incompetentes de siempre. Duchos
en mantener sus privilegios pero más nada.
Sacar a Cuba del abismo Sr.
El problema, no es de un exilio desubicado que al fin de cuentas ha sabido adaptarse y triunfar en el mundo de las diferencias. Lo prueban la infinidad de exiliados que han triunfado en el epítome de las diferencias: En esta sociedad tan competitiva y diferente. El problema es de los que no saben vivir nada más que con sus slogans mustios que ya no son sino piezas de museo. Si están de acuerdo en ser vistos como eso, como piezas de museo, e irse a casa y dejar, a los talentos que existen en Cuba y fuera de Cuba, la gestión de gobierno entonces podría haber esperanza. Muchos estarían dispuestos a dejarlos ir a casa y vivir en paz si no tienen las manos manchadas de sangre o latrocinio porque esa no es diferencia ideológica es diferencia de conducta.