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director alemán halló en México datos del presunto contacto en Cuba Eva Usi
El misterioso asesinato de John F. Kennedy (JFK), el 22 de noviembre de 1963, ha suscitado las más diversas teorías sobre posibles conspiraciones contra el presidente estadunidense sin que el magnicidio del siglo XX haya sido aclarado. La Comisión Warren cerró sus investigaciones en 1964 señalando que el asesino, Lee Harvey Oswald, actuó en solitario. El documental del periodista alemán Wilfried Huismann, Rendevous mit dem Tod (Cita con la muerte), que fue transmitido el viernes y sábado pasados por la televisión pública alemana, ARD, ofrece nuevas evidencias que indican que los servicios secretos cubanos utilizaron a Oswald como asesino a sueldo en un duelo a muerte entre los hermanos Kennedy y Fidel Castro. Origen de la investigación Fue un casual encuentro con James Hosty, un ex agente de la FBI, en el año 2000, durante la filmación de su película Querido Fidel, historia de Marita, cuando el periodista alemán se enteró de detalles sobre Oswald que nunca había oído. James Hosty, declarado admirador de JFK, tuvo a su cargo el expediente de Oswald, y fue quien lo interrogó poco después del asesinato. "Hosty me explicó que durante los largos interrogatorios Oswald siempre se mantuvo tranquilo, hasta parecía arrogante, nada le hacía perder la calma. Pero cuando Hosty le preguntó: 'señor Oswald, ¿para qué viajó hace dos meses a México?', Oswald se asustó mucho, quedó pálido. A partir de este momento, Hosty sabía que había que investigar en México", dice Wilfried Huismann en entrevista con La Jornada. La Oficina Federal de Investigaciones envió a la ciudad de México un grupo especial para seguir los pasos de Lee Harvey Oswald que debía averigüar con quién se había contactado. Esa investigación duró tan sólo tres días, pues el entonces nuevo presidente, Lyndon B. Johnson, ordenó su suspensión. -¿Tuvo miedo Johnson de que se supiera la verdad? -Es lo que dicen sus ex colaboradores, como el general Alexander Haig y su amigo y consejero Joseph Califano, quienes confirman que Johnson sabía algo de los contactos que tenía Lee Harvey Oswald con el Estado cubano y que no quiso que se enterara la opinión pública, pues una certeza semejante hubiera conducido a una situación incontrolable. En vez de guerra fría hubiera estallado una nueva conflagración mundial con armas atómicas. Por eso Johnson no quiso esas investigaciones, así que las evidencias y documentos que la CIA tenía en su poder sobre Oswald desaparecieron. -¿Se encuentran en el archivo Kennedy? -Todos los documentos de la CIA y el FBI, que supuestamente tendrían acceso público en el año 2017, ya han sido abiertos al público desde el año pasado, es decir, prematuramente. Investigamos todos estos documentos, pero no encontramos nada de valor. -¿Qué hay en el Archivo General de la Nación de México? Medios mexicanos citan al encargado de la galería 1, Vicente Capello, diciendo que guarda mucha reserva, porque, según dice, ha tenido malas experiencias con periodistas. Capello dice que el archivo ya ha sido abierto al público, pero que sólo un equipo de la televisión alemana, sin citar su nombre, ha pedido ver el expediente. -Sí, fuimos nosotros quienes por primera vez tuvimos acceso a ese expediente sobre Lee Harvey Oswald que está en la galería 1 del Archivo General de la Nación. Pero esta galería está todavía bajo control de los servicios secretos y, sin el permiso de ellos, es decir, sin el permiso del señor Capello, quien es el jefe, y por cierto, hijo de un ex guardaespaldas de Mussolini, no se da nada, pero a nosotros nos dio algo y se lo agradezco mucho. No nos permitieron filmar ni estudiar las fotografías de agentes cubanos que yo personalmente vi en ese expediente. Nos dijeron que la protección de datos personales se respeta mucho en México, lo cual prevalece sobre el derecho de la opinión pública internacional a la información. -¿Que fue lo que vió? -El interrogatorio de la señora Silvia Durán, por ejemplo, quien atendió a Lee Harvey Oswald en la embajada cubana. Vimos el protocolo del interrogatorio que dirigió Fernando Gutiérrez Barrios personalmente. Le preguntó cuáles eran los nombres de los agentes cubanos que fueron a México con el objeto de preparar el complot que asesinó al presidente Kennedy. Eso para mí es un indicio de que también la policía secreta en México sabía algo. -¿Qué sabía Gutiérrez Barrios y qué podría saber el gobierno mexicano? -Sólo tengo indicios, no pruebas. Lo que vi en ese archivo del señor Capello ya me dice que sabían mucho. En la década de los años 60 había cientos de agentes extranjeros; los había rusos, cubanos, estadunidenses, y para no perder el control sobre lo que pasaba en México con todos esos agentes, los servicios secretos mexicanos se infiltraron incluso en el llamado G-2, el servicio secreto cubano. También tenían oficiales de enlace que cooperaron en muchos aspectos, y por eso estoy seguro de que tenían mucha información. Por lo menos sabían que hubo contactos entre Lee Harvey Oswald y agentes de seguridad del Estado cubano. Eso también me lo confirmó el señor Capello durante una entrevista a cuatro ojos. Desde 1962 Capello ya era oficial de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) y colaborador de confianza de Fernando Gutiérrez Barrios, quien fue jefe de la DFS en esos años. -¿Cree usted que en México hay alguna pista que aclare el rompecabezas? -Sí. Yo creo que si el archivo de los servicios secretos abriera el expediente sobre Lee Harvey Oswald, muchas cosas estarían mucho más claras. -Volviendo al
caso de Silvia Durán (Silvia Tirado, pues se divorció de Horacio Durán en
1968), ¿qué papel tenía en la embajada de Cuba en México? Combatiente de la revolución cubana -Algunos medios afirman que cuando Oswald llegó al consulado de Cuba en México y le negaron la visa para visitar la isla, una secretaria le aconsejó acudir a la embajada de la entonces Unión Soviética para pedir ahí una visa, que eso le ayudaría con las autoridades cubanas. Oswald ya había estado en la Unión Soviética, donde incluso al parecer intentó suicidarse, y supuestamente por eso le negaron la visa los oficiales soviéticos. ¿Por qué lo trataron así y cómo se contactó con los servicios secretos cubanos? -Fueron los servicios secretos cubanos quienes contactaron a Oswald en noviembre de 1962, según documentos que encontramos en el archivo de la KGB, y según nuestro testigo Oscar Marino. Cuando Oswald viaja a México, en septiembre de 1963, ya era, como se dice, combatiente de la revolución cubana. Mi impresión sobre la versión de que supuestamente fue al consulado cubano, que hizo un escándalo porque no le dieron la visa y lo corrieron de la embajada, es que todo eso era para las cámaras y los micrófonos de la CIA; era fachada. Porque eso serviría después a los cubanos para decir 'claro, él estuvo aquí, no lo negamos, él quería ir a Cuba porque era un aventurero loco, pero lo echamos, está documentado'. Es una estratagema usual de cualquier servicio secreto crear pistas falsas. -El diario oficial cubano, Granma, en su publicación internacional, dice que las acusaciones que contiene su película son un capítulo más de la vieja conspiración contra Cuba. Que el asesinato de Kennedy tuvo detrás a fabricantes de armas estadunidenses, a la ultraderecha y a los exiliados cubanos en Miami, que veían en Kennedy un obstáculo para la invasión de la isla. Que la conspiración continúa 42 años después y usted es el instrumento en turno. Entrevista con Fabián Escalante -Yo esperaba eso, que en Cuba recurrirían a la ofensa contra el periodismo crítico. No son capaces de dar respuestas concretas. Viajé a Cuba para entrevistar a quien durante años fue jefe de Seguridad del Estado, el general Fabián Escalante, para confrontarlo con las evidencias que habíamos encontrado. No se trataba de un acto de propaganda contra Cuba, al contrario, mi trabajo ha sido un serio esfuerzo por encontrar la verdad histórica. Por eso preguntamos a ambos lados, y Escalante no fue capaz de darnos una respuesta convincente. Publicó un libro en el cual dice que en el asesinato de Kennedy hubo tres tiradores además de Oswald. Yo le pregunté '¿cuáles fueron los otros tiradores si usted cree que los hubo?' Me contestó: 'yo no sé, no estuve ahí; pueden ser estadunidenses, chinos, japoneses o alemanes'. Su respuesta demuestra que la cúpula cubana no es capaz de discutir seriamente sobre el caso Kennedy porque tiene algo que esconder. -El artículo también afirma que Luis Posada Carriles, el anticastrista detenido en Estados Unidos por una falta migratoria, confesó su participación en atentados contra objetivos cubanos, y que él se encuentra cerca de la conspiración contra Kennedy, que su documental busca alejar la atención de los medios sobre Posada Carriles para liberarlo, porque si llega a hablar, se va a producir un escándalo peor que el de Watergate. -¡Niebla porpagandística! Yo estoy convencido que en el exilio cubano también hay culpables y hay que confrontarlos con evidencias. Hay que juzgar a gente como este señor que usted nombra, para averigüar si realmente estuvo involucrado en el atentado contra un avión cubano. Lógico, pero una cosa no tiene que ver con la otra. -¿Para qué viajó Fabián Escalante a Dallas, como afirma en su película, el día que mataron a Kennedy? -No sé, no me quiso contestar. El documento secreto de Martin Underwood, un colaborador de confianza del presidente Lyndon B. Johnson, no lo revela. No lo sabe tampoco. Quizás Fabián Escalante quería observar la operación él mismo. Quizás quería supervisar una acción de rescate de Oswald, eso también puede ser. -¿Por qué falló el doble agente e íntimo colaborador de Castro Rolando Cubela, en matar a Castro, como había planeado la CIA, con una pluma envenenada? -Cubela tuvo la posibilidad de matar a Castro porque era comandante de la revolución, tenía cargos oficiales. Siempre que quiso estuvo cerca de Fidel, fue amigo personal del Che Guevara, y si se hubiera decidido a matar a Castro, habría podido hacerlo. No con la pluma quizás, porque la pluma no le gustó. Era un macho con mucha trayectoria militar en la guerrilla y un dirigente militar muy inteligente. El fue quien, junto con el Che, conquistó La Habana durante la revolución. -¿Qué tan confiable es su testigo clave, Oscar Marino? -Para mí es un testigo muy confiable. Entre otras cosas porque me costó meses convencerlo de que había llegado el momento de hablar sobre esas maniobras oscuras y él no quería. No quería violentar el código de honor de ex oficiales, también por miedo. Pero lo convencí, y en este proceso uno construye la confianza. En este documental, y dada la seriedad del tema, siempre confrontamos las declaraciones esenciales con otras fuentes independientes. -¿Cuántas veces estuvo usted en Cuba? -En mi vida no me acuerdo, 15 veces quizás. -¿Y con motivo de esta investigación? -Fue una investigación periodística oficial y en esos casos no se puede ir a Cuba sin un permiso especial, y eso nos costó mucho tiempo; cuando ya estábamos muy cerca de ingresar desde México nos informaron que no nos iban a otorgar la visa. Eso fue en abril del año pasado. Me quejé, mandé un correo electrónico al general Escalante y me dijo que lo sentía mucho, pero que había tenido que viajar, que por eso no nos permitieron el ingreso a Cuba. Pero que podíamos ir, que estaba dispuesto a darnos la entrevista, así que fuimos. -¿Cuándo? -Fuimos en mayo de 2005. Después de aquella visita enviamos una carta oficial a Fidel Castro, preguntándole en qué medida tenía él conocimiento sobre un telegrama de la KGB con información sobre Lee Harvey Oswald. Le preguntamos si él ordenó personalmente la operación Kennedy con Lee Harvey Oswald, pero nunca nos contestó. -¿Qué reacciones ha habido a su documental en Estados Unidos? -En Estados Unidos todavía no se ha mostrado, se sabe de él por la prensa escrita, pero pese a que no se ha visto la cinta, la reacción de los estadunidenses es fuerte. Sobre todo en la comunidad de investigadores del caso JFK. La mayoría tiene la impresión de que el documental es serio y creo que lo van a estudiar, pues podría aclarar el motivo del gran asesinato del siglo XX. -¿Tiene algún proyecto futuro en mente? -No tengo nada en mente; esa fue una investigación muy dura, muy compleja, muy difícil, porque la mayoría de los testigos no quería hablar sobre el tema. Me costó tres años de trabajo, y no solamente a mí, formamos un grupo de investigadores, entre ellos un periodista mexicano, Mauricio Laguna Berber, y el investigador estadunidense Gus Russo, uno de los expertos en el caso John F. Kennedy. Nos costó tres años de arduo trabajo llegar al final, pero fue un viaje de investigación sumamente interesante. Todavía no he terminado. Está lista la versión en alemán, pero falta la versión en inglés y en español. -¿Cuándo se podrá ver su documental en el mundo hispanoparlante, por ejemplo en México? -Cuando una televisora mexicana se decida a comprarla.
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