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A SURVEY OF CUBAN EXILES.

(MIXED BAG OF HARD LINE POLICY AND HUMAN COMPASSION)

By Alfredo M. Cepero

 

The Miami Herald—no friend of Cubans’ presence or impact in Miami—recently hired the firm of Bendixen and Associates to conduct a survey about the feelings, expectations and opinions of the Cuban exiled community. The results were a mixed bag of a hard line policy against the communist regime and human compassion towards its victims inside the country. But these results should not surprise anyone familiar with Cubans’ deep commitment to family unity and their stubborn struggle for freedom against a relentless tyranny for almost half a century.

The survey, conducted between the 14th and 20th of September of this year, interviewed 600 Cuban and Cuban-American residents in Miami—Dade and Broward counties. Among the people interviewed 87 % had been born in Cuba and 12 % in the United States; 65 % had arrived on these shores prior to the decade of the 1980’s and 35 % after the decade of the 1990’s. Regarding the ability of Cuban-Americans to impact the American electoral processes—a fact proven with the overwhelming and decisive support of Miami Cubans for President Bush during the general elections of 2000 and 2004—67 % of those interviewed were registered to vote, broken down to 92 % of those arriving before the decade of the 1970’s and 43 % of those having arrived after the decade of the 1980’s.

However, the most revealing figures are the ones depicting the relationship between age and voters registration. A huge 77 % of Cuban-Americans over 50 years of age are registered to vote, while only 57 % of those under the age of 49 are in the same category. As to party preference, 72 % of all registered declare themselves to be Republicans, while only 11 % admit to be Democrats. The high percentage of registered voters among elderly Cubans—many of whom fled the island prior to 1980 for political and philosophical reasons—explains the support of the exiled community for Washington’s hard line policy towards the communist regime as well as the large percentage of membership in the Republican Party.

When it comes to Castro’s health, 74 % believe he is terminally ill and will not return to power. As to a transition toward democracy under his brother’s rule only 55 % see it as a probability. The prevalent opinion was that democracy will come only after the Castro brothers are gone and that the process of democratization will take about four years. As to the most contended issue of the embargo, 53 % favor its continuation, 36 % oppose it and 11 % had no opinion. Finally, the most encouraging results of the survey had to do with the answers to the way transition to democracy should take place and what destiny should be given to residential properties confiscated from their rightful owners and occupied now by other people. 77 % declared a preference for a gradual and non-violent transition to democracy and 67 % believes that present tenants should be allowed to remain in their places of residence. As we mentioned at the onset there is a hard line policy against the regime and a deep compassion toward its victims in Cuba. There is hope after all for José Marti’s dream of a nation “with all and for the good of all.”   

 

 

UNA ENCUESTA SOBRE EL EXILIO CUBANO.

(MEZCLA DE LINEA DURA Y COMPASION HUMANA)

Por Alfredo M. Cepero

 

El Miami Herald—que no puede ser acusado de ser nuestro amigo—contrató recientemente la firma de Bendixen y Asociados para efectuar una encuesta sobre los sentimientos, esperanzas y opiniones de la comunidad cubana en el exilio. El resultado fué una mezcla de política de línea dura contra el régimen y de compasión hacia sus víctimas dentro de la isla. Pero estos resultados no deben sorprender a aquellos que estén familiarizados con la solidaridad familiar de los cubanos y nuestra lucha ininterrumpida  por la libertad durante casi medio siglo contra una tiranía despiadada y sangrienta.

La encuesta--efectuada entre los días 14 y 20 de septiembre de este año—entrevistó a 600 residentes cubanos y cubano-americanos de los condados de Miami-Dade y de Broward. Entre los entrevistados, el 87 % habíamos nacido en Cuba y el 12 % en los Estados Unidos; el 65 % habíamos llegado a estas costas antes de la década de los 80s y el 35 % después de la década de los 90s. En cuanto a la capacidad de los cubano-americanos para ejercer un impacto en los procesos electorales norteamericanos—un hecho demostrado con nuestro apoyo masivo y decisivo al presidente Bush en las elecciones generales del 2000 y el 2004—el 67 % de los entrevistados nos habíamos inscrito para votar, con una subclasificación del 92 % de quienes llegamos antes de la década de los 70s y el 43 % de quienes llegamos después.

Sin embargo, las estadísticas más reveladoras son aquellas que establecen una relación entre edad e inscripción para votar. Un gigantesco 77 % de los cubano-americanos con más de 50 años de edad estamos inscritos como votantes, mientras que sólo el 57 % de aquellos menores de 49 años nos encontramos en la misma categoría. En cuanto a militancia partidista, el 72 % somos republicanos mientras que sólo el 11 % nos declaramos demócratas. El alto porcentaje de votantes inscritos  entre los cubanos de la tercera edad—muchos de los cuales abandonamos la isla antes de 1980 por razones políticas y filosóficas—explica en gran medida nuestro apoyo a la línea de política dura seguida por el actual gobierno de Washington así como nuestra militancia en el Partido Republicano.

En cuanto a la salud del tirano, el 74 % consideramos que está herido de muerte y que no regresará al poder. Al mismo tiempo, solamente el 55 % creemos en la probabilidad de que el carnicero de su hermano conduzca el país hacia una democracia. La opinión mayoritaria considera que la democracia será posible unicamente cuando desaparezca este dúo macabro y que dicho proceso de transición llevará como promedio un período de cuatro años. En cuanto a la controvertida cuestión del embargo, el 53 % lo apoyamos, el 36 % nos oponemos y el 11 por ciento no expresó opinión.

Finalmente, los resultados más esperanzadores de esta encuesta fueron las repuestas a las preguntas sobre la forma en que debe tener lugar la transición a la democracia y el destino que debe dársele a las propiedades urbanas confiscadas a sus legítimos dueños y ocupadas ahora por otras personas. El 77 % nos declaramos a favor de una transición gradual y sin violencia a la democracia, mientras que el 67 % favorecemos una política que permita a los actuales coupantes permanecer en esas residencias. Como dijimos al principio, la opinión prevaleciente en este exilio nuestro es una mezcla de política de línea dura contra la tiranía y de compasión hacia nuestros hermanos dentro de la isla. Después de todo, cobran nuevas señales de vida las esperanzas de lograr un día no lejano el sueño de José Martí de una nación “con todos y para el bién de todos.”

  

 

 

Para información sobre el Partido Nacionalista Democrático de Cuba, puede usted visitar nuestra página www.pndcuba.org . En la misma tambien podrá escuchar Radio Nueva Nación, emisora oficial del PNDC,  todos los sábados a las 7 PM, hora estandar del este.

 

 

alfredocepero@bellsouth.net