Del Marxismo Estatal al Marxismo Cultural I de III

I- Gramsci y su Doctrina II- La Escuela de Frankfurt

III- Presente y Futuro. Caso Cuba

Por: Alberto Luzárraga

 

Antes que nada es preciso definir. El marxismo estatal es conocido de sobra. Se basaba en la hipótesis marxista del historicismo según el cual la historia atraviesa por ciclos inevitables de los cuales el comunismo es el final. Para llegar a dicho resultado se impone la lucha de clases, la destrucción de la sociedad civil existente, y la dictadura del proletariado como pasos previos a la sociedad utópica y paradisíaca que prometía.

El resultado es conocido. Concentración del poder en pocas manos y la creación de una nueva clase tiránica y aprovechada hasta límites insospechados pues llega al genocidio para mantenerse en el poder.

I- Antonio Gramsci. Origen del Marxismo Cultural

La violencia estalinista del Marxismo era su punto flaco. Antonio Gramsci comunista italiano lo entendió así comprendiendo que ese sistema no prosperaría en la Europa occidental. Era necesario transformar la sociedad civil existente en forma paulatina en vez de destruirla de un solo golpe. Para ello desarrolló el principio de la hegemonía cultural mediante la cual la clase proletaria desecharía las ideas que impedían el desarrollo del marxismo. Esto suponía cambiar radicalmente el concepto de familia, de nación estado, y de religión.

Las tres constituían obstáculos importantes al desarrollo del comunismo como única doctrina política de alcance mundial. La familia estorbaba porque como célula básica de la sociedad tenía en su seno un principio de autoridad que competía con la autoridad absoluta del estado que a su vez pretendía la educación de los niños con exclusividad pues de ellos surgiría el hombre nuevo comunista. La nación estorbaba porque el concepto de patria diferenciada se oponía al objetivo mundial de un comunismo que uniría bajo un solo régimen a todo el planeta. La religión estorbaba porque al postular una idea trascendente de la vida constituía un obstáculo insalvable al mito de la felicidad absoluta en la tierra y al ateísmo como corolario de dicho principio.

Gramsci (1891-1937) se dedicó a crear un sistema que plasmó en sus obras, por cierto escritas en la prisión donde fue confinado por Mussolini. Para Gramsci la clase capitalista controlaba la hegemonía cultural mediante su énfasis en las categorías mencionadas que eran aceptadas y acogidas por los proletarios haciendo difícil su captación por el marxismo. Pensaba que el poder no se mantendría exclusivamente por la coerción y el control de la economía, era preciso crear una ideología aceptable de modo que existiese un consentimiento social. De esta forma la hegemonía se convertiría en coacción consentida. No obstante cuando fuese necesario, la máscara del consentimiento se quitaría para revelar el puño de la autoridad.

Para lograr una cultura proletaria la educación sería base indispensable. La pedagogía proletaria se desarrollaría mediante el intelectual orgánico que preferentemente vivIría con el pueblo (El Community Organizer de Alinsky es solo la versión americana del concepto). Naturalmente infiltrar las universidades constituía objetivo importante pues era preciso colocar profesores que sembrasen conceptos ya que también se utilizarīan figuras de influencia, previamente captadas, que repitiesen los conceptos puestos en boga.

No era necesario que fuesen intelectuales formados o coherentes en teoría política con tal de que dijesen lo conveniente. Artistas conocidos, deportistas, personas cultas en otras disciplinas pero ignorantes en política aunque suficientemente vanidosos para sentirse centros de atención, lo cual los hacía fáciles de captar pues respondían bien a la adulación. (Que haya tantos artistas, deportistas y demás diciendo sandeces sobre temas que no dominan no es casualidad).

Para Gramsci la función histórica del proletariado era crear una sociedad que en su momento lograría la desaparición del Estado civil pues la sociedad por sí misma sabría cómo regularse. (En el mundo actual esta utopía se refleja en la obsesión regulatoria del Estado moderno tal como hoy se observa en la Unión Europea y ahora en los Estados Unidos).

Pero como la sociedad civil moderna es muy compleja Gramsci recomendaba una guerra de maniobra paulatina de modo que no se corriera el riesgo de una contrarrevolución.

Gramsci murió en prisión en 1937 y no pudo plasmar sus ideas en la práctica ni desarrollarlas en detalle pero sembró el germen del Marxismo ideológico con visos de intelectualidad, un Marxismo que infiltra la cultura y la capta sin mostrar la mano dura excepto cuando pueda hacerlo sin provocar la contrarrevolución. En esto se mostró clarividente aunque sus ideas tenían un fallo: Un proceso largo eventualmente es detectado y combatido por personas con preparación que lo combatirán también con ideas. Eso ha sucedido y continuará sucediendo con mayor intensidad.

 

(Continuará con la versión actualizada de Gramsci hoy muy de moda: El Marxismo Cultural y La Escuela de Frankfurt)